20/12/11

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Quiero estrechar lazos con la fundación de Barcelona
Elvira Cámara. Directora de la Fundació Pilar i Joan Miró. El próximo día 2 de enero tomará las riendas del centro para potenciar la figura del pintor. La madrileña piensa reorganizar la colección permanente y rotar los fondos. De perfil técnico (es conservadora del cuerpo facultativo de Museos del Estado), también pasó por el ministerio de Cultura en 2000, en la legislatura de Aznar.



—¿Cuáles son las líneas estratégicas de su proyecto?


—Desde el punto de vista artístico me gustaría sacar más obra de Miró en la Fundació. Habida cuenta de que es un museo monográfico, está claro que el reclamo es él. Hay que dar a conocer su persona y el porqué de la fundación, y potenciar los talleres de obra gráfica, algo consustancial al pintor. 


—¿Cree que hasta ahora no se había potenciado lo suficiente su figura?


—Simplemente, se llevaba otra línea.


—¿Cree que la Miró estaba compitiendo directamente con otros centros de arte contemporáneo de la ciudad como Es Baluard o el Casal Solleric?


—Es cierto que han proliferado los centros de arte contemporáneo en los últimos tiempos. Desde mi punto de vista, igual demasiado. Con la situación económica se está viendo que hay centros que no podrán desarrollarse como querrían. 


—Se lo preguntaré de otro modo: ¿qué lugar debe ocupar la institución que usted dirige en el circuito artístico de Ciutat?


—La Miró debe ser un referente cultural en Palma. La gente debe asociar Palma a Miró y Miró a Palma. Por eso vamos a centrarnos más en el pintor. El cometido de otros centros puede que sea centrarse más en el arte contemporáneo. 


—Igual habría que reorganizar todo el circuito para evitar duplicidades.


—Hablando con Cultura podemos ver cómo nos organizamos. 


—De todos modos, Miró quería que la Fundació no se centrara sólo en su figura. Aspiraba a que fuera un centro de reflexión sobre temas de la sociedad contemporánea. Su proyecto parece no encajar con esa idea fundacional.


—Eso lo sé. Pero Miró hizo esas manifestaciones en un momento determinado, y los tiempos cambian. Yo no excluyo tratar esas cuestiones en la Fundació, pero sí quiero potenciar su obra.




—¿Cómo se ha encontrado la Fundació?


—La Fundació está deseosa de salir adelante. 


—Está reconociendo entonces que estaba de capa caída.


—Eso lo publicó un diario y yo nunca lo dije.La Fundació tiene mucha fuerza, y la gente quiere que esto tire hacia delante. Pero no sé si está o estaba en un momento bajo.


—¿Conoce los fondos del museo?


—Sí, claro. Tienen posibilidades estupendas porque aquí hay un poco de todo, aunque es cierto que la colección se centra más en la última época del pintor.


—Uno de los puntos fuertes de la Miró de Barcelona son los fondos. ¿Cuál es el punto fuerte de la de aquí?


—Es posible que la de Barcelona cuente con fondos más potentes, que sobre todo son de las primeras etapas de Miró, pero nosotros contamos con muchas ventajas: tres edificios de tres épocas distintas vinculados al pintor. El taller Sert es importantísimo, así como los de obra gráfica. En Palma existe el proceso de trabajo de Miró. Eso es algo que quiero explicar. 


—¿Hay que potenciar la política de adquisiciones?


—Es una parte muy importante. Estamos en un momento difícil, pero sería bueno ir adquiriendo obras significativas en las subastas.


—Su proyecto coincide con la idea del Partido Popular de casar cultura y turismo. ¿Cómo va a atraer a los visitantes?


—No es tan difícil. Primero de todo hablaré con la concejalía de Turismo para intentar que el bus turístico llegue hasta la Fundació, nos pondremos en contacto con los touroperadores, haremos llegar los folletos del museo a los hoteles... En general se trata de dar una mejor publicidad y mayor difusión al centro, también usando las nuevas tecnologías y la página web. Hay que volcar los fondos en ella e intentar también que se pueda consultar la biblioteca online. 


—¿Ha pensado ya en alguna exposición en concreto?


—Tengo algún pensamiento en torno a los fondos. Pero no quiero decir nada porque igual hay aún otros proyectos comprometidos. Lo que sí tengo claro es que me gustaría contextualizar la figura de Miró y la fundación en sí, los edificios que la conforman. Es fundamental.


—¿Le quedan muchas lecturas a los fondos de la Miró?


—Seguro que hay muchas lecturas posibles. Mi idea es reorganizar la colección permanente e ir rotando los fondos. Me gustaría también poder exponer series completas. Me gusta mucho la serie Azul, las Constelaciones o la de Mallorca. 


—¿Buscará colaboraciones con las otras fundaciones del pintor?


—En efecto, me gustaría estrechar lazos con la de Barcelona y la de Saint Paul de Vence (Francia). 


—¿Ha visitado ya la muestra L´escala de l´evasió organizada por la Tate Modern y la Fundació de Barcelona?


—No he tenido tiempo todavía, pero iré a verla. Y, claro, ya lo haré con otros ojos.


—¿Debería haberse implicado más en esa exposición la fundación de Palma?


—No lo sé porque no conozco las circunstancias en que se gestó todo. Pero creo que si se hacen otras muestras de Miró, la Fundació debería tener un peso específico importante. A mí me gusta el arte, no soy política, y voy a tratar de luchar por la institución y la figura de Miró porque quiero que tengamos más visibilidad.


—¿Qué experiencia personal aporta usted del Reina Sofía al museo de Cala Major?


—Mi aportación personal al museo será la de trabajar en equipo. Y tratar de evitar malos rollos. 


—Ha trascendido que ese mal ambiente existe entre el personal de la Fundació. ¿Por qué cree que era difícil trabajar ahí?


—La gente a veces está quemada porque no se la toma en consideración. No sé muy bien por qué se dan estas situaciones. Yo no tengo nada que ver con Palma ni con la política, y eso puede ir muy bien. Ahora veremos.


—Usted ha ganado un concurso público. ¿Cómo cree que deben ser los jurados de los concursos?


—En este país se trabaja muy mal. No existe la transparencia en estas cuestiones. Si se hiciera con equidad, creo en los jurados profesionales. Pero como hay tantas influencias e intereses personales en todo... A la hora de elegir a un director, yo primaría la cuestión artística y el currículum, por supuesto. Yo he estudiado mucho, he superado dos oposiciones. Y reivindico la oposición para todo profesional que vaya a trabajar en la Administración. De todos los sistemas, el de la oposición es el más democrático y el menos malo. 


—¿Qué opina del caso Josep Ramoneda en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CiU no le renueva el contrato)?


—La política a veces tiene demasiada presencia. Por eso creo que en las instituciones culturales lo importante es que los cargos técnicos estén donde tienen que estar. Los cargos que precisan profesionales deben permanecer. Lo que no puede ser es lo que refleja la novela Miau de Pérez Galdós, un libro que gira en torno a la figura del cesante. Si no fuera así, esto sería la debacle.


—¿Qué ha aprendido de Borja-Villel en el Reina Sofía?

—No quiero hablar del Reina Sofía porque ahora voy a trabajar en otra institución. 


—Usted ha asegurado que va a trabajar en equipo y que tendrá muy en cuenta las propuestas del personal de la Fundació. ¿Cómo se relacionará con la familia, cuyas relaciones con la institución a veces han sido tensas?


—Se han portado muy amablemente conmigo. Palma debe estar agradecida a Miró y a la familia. Si no, no estaría todo lo que tenemos en la ciudad. Está claro que también hay que trabajar con los herederos.


—Son Abrines se ha convertido ahora en un chalé familiar. ¿Cree que debería haberse protegido legalmente la casa de Miró?


—No lo sé. Lo que sí creo es que en general, para la arquitectura, hay que tener cierto sentido de la protección. Hay que ser coherente porque, si hay cosas que se hacen, luego, a veces, no tienen remedio. Basta ver el entorno en el que se encuentra la Fundació.


—¿Qué hubiera hecho Miró si lo hubiera conocido?


—Se hubiera marchado a otro lugar con campo.