14/12/11

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RENÉ GUÉNON, extracto de LA CRISIS DEL MUNDO MODERNO. ¡¡¡ 1927 !!!
Que se pueda hablar de una crisis del mundo moderno, tomando la palabra «crisis» en su acepción más ordinaria, es una cosa que muchos ya no ponen en duda, y, a este respecto al menos, se ha producido un cambio bastante sensible: bajo la acción misma de los acontecimientos, algunas ilusiones comienzan a disiparse, y, por nuestra parte, no podemos más que felicitarnos por ello, ya que en eso, a pesar de todo, hay un síntoma bastante favorable, el indicio de una posibilidad de enderezamiento de la mentalidad contemporánea, algo que aparece como un débil vislumbre en medio del caos actual. Es así como la creencia en un «progreso» indefinido, que hasta hace poco se tenía todavía por una suerte de dogma intangible e indiscutible, ya no se admite tan generalmente. Algunos entrevén más o menos vagamente, más o menos confusamente, que la civilización occidental, en lugar de continuar siempre desarrollándose en el mismo sentido, podría llegar un día a un punto de detención, o incluso zozobrar enteramente en algún cataclismo. Aunque quizás ellos no ven claramente dónde está el peligro, y los miedos quiméricos o pueriles que manifiestan a veces prueban suficientemente la persistencia de muchos errores en su espíritu. Pero en fin, ya es algo que se den cuenta de que hay un peligro, incluso si lo sienten más de lo que lo comprenden verdaderamente, y llegan a concebir que esta civilización de la que los modernos están tan infatuados no ocupa un sitio privilegiado en la historia del mundo, que puede tener la suerte de tantas otras que ya han desaparecido en épocas más o menos lejanas, y de las cuales algunas no han dejado tras de sí más que rastros ínfimos, vestigios apenas perceptibles o difícilmente reconocibles.