La artista plástica mexicana habló con VANGUARDIA sobre su participación en un proyecto en España donde utilizó la piñata como metáfora crítica
Cerecero
fue seleccionada en el puesto reservado especialmente para socios de AAVIB en cada convocatoria de CRIDA.
La piñata tiene una nueva celebración. En su mudez es crítica. La crisis de España fue el punto de partida para la artista mexicana Adriana Cerecero quien, como parte de un proyecto que desarrolló durante un mes en los estudios de CRIDA (Centro de Residencia e Intercambio de Artistas) en Palma de Mallorca, rompió con la tradición mexicana para transformarla.
Este objeto, del que —relata Cerecero— hallamos su origen “al parecer en China”, llegó a sus manos para otorgarle un nuevo significado. Lo hizo primero en Saltillo este año, al presentar “Sin Palabras”, exposición fotográfica y de instalación donde con este objeto, en forma de cuerpo humano, ella criticaba la violencia en México: cubría las piezas con periódicos que ostentaban encabezados o noticias con contenido violento. Hoy llevó su idea a España, pero para “golpear” la crisis económica que allá es la nota del día.
Su proyecto, presentado en noviembre, con una piñata negra, y al que titula “El Golpe a la Crisis”, exhibe una piñata de siete picos que representan los “siete pecados capitales-capitalistas”. “Cada elemento utilizado para la elaboración de esta piñata forma parte del significado: la cartulina negra de los picos por ejemplo para los siete pecados; las tiras colgantes están hechas de bolsas de basura… por el tema de la bolsa. ‘No todo lo que brilla es oro’, expresa el papel oro y plata; y la esfera (el mundo) que une a los siete picos está cubierta con papel periódico y noticias sobre el tema de la crisis que fui recortando durante los 30 días del proceso de creación”, explica la autora.
Y como toda piñata, ésta no podía dejar de romperse, destruyendo de forma simbólica esta problemática. “Se dice que Marco Polo llevó esta tradición a Italia en el siglo 12 dándole el nombre de ‘pignatta’ (recipiente frágil) y que deriva de piña (flor de los pinos). De allí se difunde esta costumbre a España, donde es adoptada como tradición católica, para celebrar el primer domingo de Cuaresma. Aquí adquiere la forma de estrella de siete picos, que vienen a representar los 7 pecados capitales. La acción de golpearla simboliza el enfrentamiento del hombre con el pecado, el palo simula la fuerza de la virtud para encarar las tentaciones, y la venda sobre los ojos del que golpea significa la fe ciega con que se enfrenta el mal”, platica el origen de este performance que llevó a cabo en los exteriores del convento Sant Jeroni en Palma.
“De la manera que se le quiera ver, la situación de este país (España) está íntimamente relacionada con estos siete pecados: la Lujuria con el irresponsable endeudamiento; la Gula con la ambición de poseer, de consumir; la Avaricia, con los que acaparan en perjuicio de los demás; la Pereza, que nos lleva al nulo razonamiento de la situación que estamos viviendo; la Ira con nuestra impotencia para solucionar la situación; la Envidia, situación que se crea entre la pobreza de muchos y la riqueza de pocos; y la Soberbia, ausencia de democracia, que involucre al pueblo en una efectiva solución”, escribe Cerecero.
Un proyecto colectivo
“El Golpe a la Crisis” surgió a partir de un programa de residencia e intercambio de artistas desarrollado en los estudios de la Fundació Palma Espai d’Art en las dependencias del convento de Sant Jeroni.
Recalca algo también curioso: “a principios del siglo 16, los misioneros españoles que fueron a América atrajeron a los indígenas a sus ceremonias utilizando piñatas y decidieron introducir el rito en la labor de evangelización, enseñándoles a enfrentar al mal, ahora la piñata vuelve a tierras españolas bajo el mismo concepto”.
Romper la piñata significó “involucrar a la sociedad, que es uno de los objetivos de los comisarios en arte Fernando Gómez de la Cuesta y Pau Waelder responsables del proyecto CRIDA”.
Ella participó junto a tres artistas más: Roma Paz de Ámsterdam, Juan Carlos Martínez de Badajoz y residente en Madrid, Miguel Pozo de la Habana, residente en Berlín. “Este curso fue un espacio de encuentro y diálogo entre los artistas invitados, y sus visitantes al taller abierto”, agrega.
Cerecero fue seleccionada luego de participar en la convocatoria de CRIDA que publicó la AAVIB (Asociación de Artistas Visuales de las Islas Baleares). Y así tuvo lugar su proyecto en CRIDA “auspiciado por el Gobierno de Mallorca”.
Para ella, esto significa una continuación vital: “de manifestarme como artista visual utilizando elementos frágiles para temas fuertes”. Para más información: http://www.cridapalma.cat
El dato
Adriana Cerecero ya antes había utilizado a la piñata como punto de creación, en el proyecto ‘Correspondencia’ que nació en Italia.
De dicho proyecto surgió ‘Sin Palabras’, exposición de fotos presentada en la Universidad Autónoma de Coahuila y en VANGUARDIA, donde mostró una crítica al narcotráfico con fotografías e instalaciones.
Ésta, su segunda piñata es parte del proyecto CRIDA en Palma de Mallorca, España, y representa ‘La Crisis’ del país en siete ‘pecados capitales-capitalistas’.