20 de julio de 2012
Las medidas adoptadas por el Gobierno el pasado 13 de julio sitúan
irreversiblemente a España en una dirección de recesión económica y de
dependencia política que no permite anticipar una salida a la actual situación
de crisis económica y social; su próxima puesta en marcha afecta, además, a los
futuros parados, a los futuros jubilados, a los pensionistas, a los
dependientes y sus familiares, a los funcionarios, a los autónomos, a los
artistas y empresas culturales…
El ataque al ya frágil tejido cultural, que a partir del 1 de
septiembre quedará herido de muerte, es especialmente grave por lo irracional
de su planteamiento: algunas de estas medidas, lejos de ayudar a aportar
soluciones a la crisis económica, van a conducir a la extinción de una red de
profesionales y empresas especialmente preparados para mejorar la calidad de
nuestra convivencia; en estos momentos, el tejido cultural es el más adecuado
para promover la innovación, impulsar la crítica, sustentar la cohesión social,
imaginar un futuro… es decir, para contribuir de forma decisiva al diseño
colectivo de un nuevo modelo económico para nuestra sociedad. Las medidas del
13 de julio lo van a debilitar irremisiblemente, para ahondar más si cabe la
crisis ética de nuestro país y el escepticismo sobre nuestra capacidad de salir
juntos adelante, sin dejar a nadie en el camino. La cultura es un lugar
privilegiado para dotar de credibilidad a los mecanismos colectivos de nuestra
sociedad, para proponer vínculos que mejoren nuestra cohesión, para estimular
procesos colectivos. Sin esa red de intereses culturales en la que se
entretejen pasado, presente y futuro los proyectos colectivos son más difíciles
de desarrollar.
No es posible omitir que las medidas del 13 de julio, unidas a las
que se han ido adoptando cada viernes de dolores y a las líneas maestras de los
Presupuestos Generales del Estado de este año, van dirigidas contra los
sectores más débiles de la sociedad española y contra los diferentes colectivos
que pueden obstaculizar la intención de los intereses financieros europeos de
configurar una orla mediterránea de mano de obra barata y mucho suelo
disponible, con el menor control democrático sobre este proceso. Y los
profesionales y las empresas culturales formamos uno de los sectores que pueden
oponerse, por su capacidad de crítica y su influencia social, a este proceso de
autoritarismo económico.
Las medidas del 13 de julio no van dirigidas exclusivamente contra
los profesionales y las empresas culturales, pero sí que van dirigidas contra
nosotros, precisamente en un momento en el que, por la globalización que
propician las tecnologías de la información, por la necesidad de mejorar la
capacidad competitiva de los países, por el cuestionamiento de los modelos
económicos tradicionales, la cultura debe considerarse como un sector estratégico,
y mucho más en España, ya que es fundamental para dirigir nuestra función de
bisagra entre las economías y las sociedades europea y latinoamericana. Por eso
no se entiende desde la racionalidad económica el tratamiento que el Gobierno
va a dar desde el 1 de septiembre al conjunto de la actividad cultural: en un
momento de recesión como el actual, el consumo de bienes culturales presenta
una tendencia negativa irremisible; a ello contribuirá más todavía el doble
efecto de aumento de coste que representan el incremento de las retenciones de
IRPF para los autónomos y el incremento de IVA para la mayor parte de bienes
culturales, en algunos casos de hasta un 13 %; sumadas estas dos medidas, lejos
de aumentar la recaudación por parte del Estado -lo que podría no compartirse,
pero sí entenderse- va a reducirla porque va a minimizar hasta la nada la
actividad cultural productiva, al tiempo que se precariza más todavía al
sector, lo sitúa en una posición de difícil competitividad con el exterior y lo
empuja hacia transacciones irregulares, fuera de la disciplina fiscal, sobre
todo en algunos de los ámbitos de actividad. La adopción de estas medidas va a
contribuir al empobrecimiento intelectual de España y va a arrojar al paro a
miles de trabajadores.
En la actual situación sería comprensible que se planteara desde el
Gobierno un reparto de cargas entre el conjunto de la sociedad española para
“salir de la crisis”, pero este reparto solo sería aceptable bajo tres
principios: que se conozcan los objetivos, que se negocien los criterios y las
formas de distribución y que afecte a todos los sectores de la sociedad, con la
excepción de los más necesitados. Por lo que sabemos y vamos interpretando, los
objetivos no son los que aparecen en los preámbulos de los decretos, los
criterios y las formas de distribución son autoritarios, no trasparentes y
sectarios y los sectores afectados por las medidas son los más débiles o los
más dinámicos de la sociedad española.
Por todo ello, porque nos jugamos el ser o no ser de la actividad
cultural en España, nuestro trabajo profesional y nuestra capacidad de
contribuir a crear conocimiento, es imprescindible que de forma conjunta y con
una visión racional y global de la situación respondamos cuanto antes a las
medidas anunciadas por el BOE y exijamos al Ministerio de Cultura, Educación y
Deporte la puesta en marcha de otras políticas, que no solo son posibles, sino
sobre todo necesarias. La actividad cultural española necesita ser impulsada,
no arrojada al contenedor de material reciclable. Desde el conjunto de los
profesionales y empresas culturales reclamamos la unidad de todo el sector para
hacer frente con la mayor fortaleza a este conjunto de medidas que van en
contra de los intereses de nuestra soberanía como sociedad.
Desde esta unidad, exigimos la retirada de las medidas que atacan a
la supervivencia del tejido cultural de nuestro país, como es el incremento del
IVA al 21 %; reclamamos un proceso de negociación del Ministerio de Cultura,
Educación y Deporte con las asociaciones representativas de los diferentes
sectores para analizar la realidad económica de la cultura española y adoptar
las medidas que, en la actual situación de crisis, garanticen su supervivencia
y proponemos la elaboración conjunta de un Plan de Apoyo y Protección de la
Cultura, hoy más necesario que nunca, como contribución de los profesionales y
empresas culturales de España a la salida de la crisis. Hasta ese momento,
rechazamos nuestra participación en todo acto o convocatoria promovido por el
Ministerio de Cultura, Educación y Deporte como muestra de protesta ante las
medidas del 13 de julio.
Para expresar claramente nuestra posición unitaria como representantes
del sector de la cultura, hacemos público este manifiesto y convocamos acciones
de protesta en todas las ciudades.
AccionMAD!
Asociación de Directores de Arte
Contemporáneo de España (ADACE) www.adace.es
Asociación de Coleccionistas de Arte
Contemporáneo, 9915
Asociación Cultural Sorambulas
Clasicas y Modernas. Asociación para la igualdad
de género en la cultura
Consejo de Críticos y Comisarios de Artes Visuales
de España
Consorcio de Galerías Españolas de Arte
Contemporáneo
Encuentros de Mujeres de Iberoamérica en las Artes
Escénicas
Instituto de Arte Contemporáneo (IAC)
Mujeres en las Artes Visuales (MAV)
Off Limits
Unión de Asociaciones de Artistas Visuales