13/3/13



Diario de Mallorca
Sa Gerreria, museo al aire libre

M- Elena Vallés Si usted es un azotacalles, un viandante que lleva las callejuelas angostas en las venas, ya se habrá dado cuenta: los muros y las esquinas de Palma vienen cargados de arte. Cual lienzo. Es difícil pasear por Canamunt o Sa Gerreria y no reparar, sin querer, en muchas de las piezas urbanas que ilustran este reportaje. Primero, sorprende el hecho de que no sean grafitis de toda la vida (el tag o la firma original del nombre del grafitero, realizado spray en mano), sino obras icónicas muy heterogéneas que van del compromiso sociopolítico a la pura experiencia estética. En segundo lugar, impresiona la gran condensación de las mismas en un conjunto de vías que han mutado en pasillos de museo o galería, pero a cielo abierto. La calidad de las piezas y su efecto musealizante es tal que, mientras algunos artífices de estas obras de arte urbano explican su trabajo y trayectoria a DIARIO de MALLORCA, una mujer extranjera fotografía al detalle una de las muchas majas (inspiradas en la desnuda de Goya) que Ascor ha estampado en los muros de edificios ruinosos o de solares sin construir. Un indicio, luego ratificado, de que muchos ciudadanos y palmesanos –máxime los vecinos y comerciantes de la zona– consideran estas intervenciones efímeras en el espacio público como un patrimonio artístico más de la ciudad. Un legado que bien podría valer la organización de rutas guiadas por las mejores piezas de la urbe (algo que ya sucede en Madrid o Barcelona) o de festivales de arte urbano (como el de Zaragoza), actividad, esta última, que ha intentado llevarse a cabo por estos lares, pero que cayó en saco roto a tenor de que el Ayuntamiento de Palma cancelara en el último momento una pequeña ayuda económica.

Con Soma, Grip Face y el propio Ascor (prefieren no dar su nombre real y algunos de ellos ocultar su rostro porque las intervenciones artísticas realizadas en la calle sin permiso están tipificadas como ilegales), arrancamos el recorrido. Nuestros cicerones nos citan en la plaza Llorenç Bisbal, con aquella maja inmortalizada por una turista. Pronto ascendemos por la calle dels Desamparats, con las primeras expresiones de Soma, quien comenzó a pintar a buen ritmo en Palma hace cuatro años. "Al principio, cuando llegué al barrio [Soma es de Valencia], había sobre todo pegatinas y plantillas, apenas había en estas calles pintura mural [el género que más le interesa]", explica. Algunos de sus primeros trabajos se circunscribieron a las barreras de comercios abandonados. Gustaron tanto que a día de hoy muchas tiendas le hacen encargos. Soma considera que el boom de arte urbano en Canamunt y Sa Gerreria está directamente relacionado con la transformación del barrio, de la que ha sido testigo. Se aviene a esta idea el comisario independiente y especialista en la materia Jordi Pallarés, quien observa que la recuperación de determinadas zonas urbanas de la ciudad, como Sa Gerreria, con todo lo que supone de especulación inmobiliaria y expectativas socioeconómicas, ha contribuido a generar cierta tolerancia en las creaciones artísticas en la calle. "Este fenómeno se ha dado en zonas de muchas ciudades del mundo que se han regenerado y puesto de moda, aumentando no sólo sus habitantes sino también los frecuentes visitantes que desean disfrutar y ser testimonios de lo que allí está pasando", apunta. Asimismo, el comisario señala la fuerza que ostenta el asociacionismo en el barrio, que se organiza para llevar a cabo propuestas específicas con el fin de dinamizar las calles (un ejemplo paradigmático sería el Bang Big). "La popularidad, la proliferación de negocios de ocio, la contraculturalidad manifiesta de los que allí viven ha provocado también la acogida generosa de estas intervenciones urbanas", argumenta.

Las obras
Para Soma, los artistas que están interviniendo actualmente en Palma trabajan más con la imagen que los grafiteros tradicionales. Un hecho que también explica Pallarés, quien cree que las propuestas actuales son muy heterogéneas y todas tienen un cierto discurso, "habida cuenta de que al arte urbano se adscriben hoy día desde artistas surgidos de Bellas Artes, pasando por activistas, artistas que trabajan en comunidades o colectivos, ilustradores o diseñadores gráficos, entre otros".

El trabajo del valenciano Soma se caracteriza por lanzar una crítica explícita a la política actual. De las obras que vemos durante nuestra ruta por Canamunt y sus aledaños, nos paramos a fotografiar su personal representación del hombre-huevo (Mr. Humpty Dumpty), personaje extraído de Alicia en el País de las Maravillas, un señor rechoncho repartiendo sobres (de Bárcenas). Justo al lado, se ha ilustrado una lluvia de diamantes. A todo esto, estamos en la calle del Bastió del Príncep, con la muralla enfrente. Junto a esta pieza, nos sorprende uno de los personajes con bigote (los nuevos habitantes del barrio) de Grip Face, cuya obra se adscribe, en boca de expertos, a una suerte de surrealismo cotidiano. A diferencia de Soma, su arte no es crítico sino más bien social: su inspiración, en efecto, proviene de la calle, sobre la que va tomando notas y apuntes. "Lo que hago es documentar espacios que me interesan, es muy importante el juego que establezco con ellos", asegura Grip. Por otra parte, "también me ha interesado mucho romper las normas rígidas que había hasta ahora en el arte urbano. Siempre me preguntaba: ´¿por qué no puedo ejecutar en la calle esta pieza que haría para una galería de arte?" Especialmente hábil con técnicas serigráficas y con el collage manual de textos de letraset (que las intervenciones en la calle van más allá del spray ya es un hecho), Grip dinamiza también el proyecto Sua Rua, en el que colabora con diferentes personas y en el que combina tanto trabajo de calle como en interiores. Así, Grip se considera a sí mismo como un artista plástico que trabaja en diferentes lugares, ya sean interiores o exteriores. En este sentido, se siente un artista bastante tradicional. "Tengo un taller en Son Ferriol y mi tío es pintor", confiesa. Este mallorquín empezó a pintar en la calle con 15 años, y su experiencia pintando muros es amplia, pues ha vivido en ciudades de otros países donde ha podido participar en proyectos de arte urbano. Ahora lleva un año y medio de manera estable en la isla. "Me di cuenta de que en Palma había pocas piezas urbanas y que en el centro había muchos edificios abandonados. El ambiente era muy gris, pero se intuía que la ciudad podía dar mucho juego", indica. Este artista, que prepara un libro junto a Pallarés sobre la historia del arte urbano en Mallorca –una publicación que podría estar lista a principios de 2014–, insiste mucho en el hecho de que él no se considera un creador completamente urbano, ya que le interesa la transformación del proceso creativo cuando la pieza pasa de un espacio exterior a otro interior, y viceversa. "Cada vez hay más galerías de arte que se están fijando en los artistas gráficos urbanos", asegura, "aunque en Palma es aún algo incipiente". En este punto, el comisario Jordi Pallarés recuerda que ya se han realizado proyectos en la antigua galería Blitz, SKL, La Caja Blanca, Ferran Cano, ABA, o Louis 21, entre otras, siendo éstos algunos de los lugares del circuito artístico más oficial de la ciudad. También se han fijado en este tipo de creadores lugares como La parada de los monstruos, el Noodle Bar, el Siset, así como otros espacios alternativos, entre ellos Waka, Intersecció, Sa Possessió o Addaya en Alaró, en concreto con el proyecto Los invisibles del propio Pallarés (también editor de la revista VB). La última galería que también se ha abierto a estos artistas es Pelaires, que ha cedido su espacio a la colectiva de 40putes. O Ses Voltes gracias al proyecto Corredor de Bartomeu Sastre, que ha acogido durante estos días al colectivo Opikuas, que ha invitado a pintar a una serie de artistas locales como Javier Garló, Negrotinto, Laura Caldentey, Tià Mas o Ezequiel Cánovas.

Técnicas
El arte urbano más reciente utiliza procedimientos artísticos más elaborados que el spray, aunque éste siga siendo su base. Así, Ascor comenta que incluso pueden verse instalaciones o esculturas realizadas con desechos o material textil. Grip Face cree que se debe a que hay cada vez menos distancias entre el arte urbano y el resto de disciplinas artísticas.

Como siempre, cuando se habla de cultura en tierras que sufren recortes, salen a colación las diferencias de trato que se producen entre España y el resto de Europa. Grip asegura que tanto en Bruselas como en Berlín, el apoyo oficial al arte urbano está totalmente institucionalizado y normalizado, algo que sucede en menor medida aquí. Prueba de ello, es la cancelación del festival que iba a realizarse en Canamunt durante un fin de semana del pasado mes de noviembre. "El Ayuntamiento nos dijo que sí, pero finalmente se echó atrás y nos dijeron que no podían ayudarnos con los 3.000 euros prometidos. Qué lástima, porque nosotros ya teníamos patrocinadores privados y todo organizado", explica Soma, quien confía en relanzar el festival con el apoyo de la asociación de vecinos y comerciantes del barrio.
Es cierto que ha habido poco apoyo institucional al arte urbano en la isla, pero si hay que hablar de proyectos públicos realizados en Mallorca, deberían recordarse varios. Entre ellos, el legado de CRIdA. A destacar, las intervenciones de Nerea de Diego y el espectacular mural de Santiago Morilla (Sobrasada extrema); hay que evocar también la visita de FAILE al Centre Cultural de Es Jonquet, y Unofficial Tourism de Iñaki Larrimbe con el apoyo de Es Baluard; o la intervención (ha realizado varias en Ciutat) de Nuria Mora en una caseta de la Fundació Pilar i Joan Miró. Un capítulo aparte merecería Calvià con los proyectos de Es Generador o Betart.

La crisis también ha jugado un papel importante en este boom de arte urbano en Palma. Así lo creen los tres artistas entrevistados. "Con la guerra de Irak también sucedió. La gente necesita pintar y expresarse más en las calles", aseguran. Porque el arte urbano también tiene que ver con la necesidad de apoderarse de un entorno que le ha sido robado a la ciudadanía por parte de la publicidad y las grandes marcas.
La presencia de mujeres que pintan en las vías palmesanas es otro de los fenómenos realzado por Ascor, que menciona por ejemplo a SrJonas, M.D., o Jumu, junto a las cuales conforma un colectivo cuyo nombre prefiere no desvelar.

Históricamente, el grafiti se ha extendido en Ciutat por la periferia: en los torrentes de la zona del Rafal-Vivero o en Son Gotleu, así como en el Polígono de Levante. Pero ahora ese arte se ha mudado a Sa Gerreria y a Canamunt, un barrio que está tanto perdiendo como transformando algunos edificios emblemáticos. Es el caso de una construcción derruida en la plaza J. Maria Quadrado o el hotel de lujo que se está poniendo en marcha junto a la Quartera. Temas que los propios artistas recogen en sus piezas, como Soma, quien dibuja casas con patas. El arte urbano se erige en un tipo de práctica capaz de asumir la idiosincrasia del lugar y las problemáticas que lo rodean, compartiendo anhelos y preocupaciones con el urbanita.

Fin del recorrido frente a una taza de chocolate y el Titanic hundiéndose dentro. Las piezas urbanas también son avisos. Sólo hay que tener el radar puesto.