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El CoNCA planta a Ferran Mascarell

Diez de los once miembros del Consell Nacional de la Cultura i les Arts (CoNCA) han anunciado su renuncia al cargo por discrepancias con una de las Leyes Ómnibus.
Según explicaron en un comunicado, el Proyecto de Ley de Agilidad y Reestructuración Administrativa supone un "cambio sustancial de modelo en el ente" y alertan de que "pretende eliminar los tímidos avances" en las políticas de apoyo y promoción de la creatividad, "aspira a reorganizar de nuevo" las políticas culturales públicas mediante una "recentralización política y administrativa" e implica que el poder de las políticas culturales y de la concesión de las subvenciones "devuelve" a los responsables políticos del Departamento.
Los miembros que han renunciado a seguir formando parte del CoNCA son Francesc Guardans, Xavier Antich, Sílvia Munt, Rosa Vergés, Chantal Grande, Marta Oliveres, Manel Camp, Jordi Coca, Manuel Forcano y Juli Capella, mientras que la vicepresidenta Pilar Parcerisas ha optado para esperar a ver cuáles son las consecuencias de la ley sobre el Consell Nacional de la Cultura i les Arts.
Parcerisas ha tachado de "precipitada" la dimisión en bloque de todos los miembros del consejo que, a excepeción de ella, protestan por la reforma. En declaraciones a TV3, Parcerisas ha defendido que ahora no es el momento de dimitir, y ha argumentado que ella quiere ver el texto definitivo de la ley para ver los cambios que introducirá en el órgano.
Los miembros del CoNCA han comunicado su decisión al presidente de la Generalitat, Artur Mas, y han entrado la renuncia a sus cargos en el registro del Parlament.
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ROBERTA BOSCO - Barcelona - 08/11/2011 elpais.com 
Dimisión masiva en el Consejo de las Artes de Cataluña
La vicepresidenta Pilar Parcerisas, entre los candidatos a dirigir el MNAC

Ha sido una dimisión masiva, uno de aquellos gestos que quieren quedarse grabados en la memoria colectiva: ayer, encabezados por su presidente, Francesc Guardans, 10 de los 11 miembros del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Cataluña (Conca), -organismo creado en 2008 siguiendo el ejemplo de los arts councils anglosajones por el Parlamento catalán para tutelar la cultura al margen del poder político, y formado por representantes de distintas áreas de la cultura y las artes-, se rebelaron contra las pretensiones del Gobierno de CiU.

El principal motivo de enfrentamiento ha sido la forma de repartir subvenciones

Tan solo la vicepresidenta Pilar Parcerisas decidió quedarse y esperar para ver en qué estado deja a este organismo la ley ómnibus que tiene previsto aprobar el Parlamento catalán. Según los dimisionarios, la ley implica "una involución política y cultural que vacía de contenido la institución y la convierte en un organismo irrelevante". Parcerisas, por su parte, piensa que el resto de miembros han tomado una "decisión precipitada". "Hay una serie de enmiendas presentadas a la ley y hasta que no se hayan discutido no tiene sentido dimitir", aseguró.
Mascarell no quiere compartir el poder con organismos como el Conca. Prefiere lo que él llama la "ventanilla única". Según el proyecto del consejero, las subvenciones serán gestionadas por un único organismo formado por tres personas: una nombrada por el Gobierno y otra por el Conca, más un técnico de prestigio consensuado entre ambos. "La ventanilla única permite sintetizar y ordenar las ayudas, hacer más ágil y transparente el proceso y ahorrar entre tres y cuatro millones de euros que se podrían reinvertir", señala Mascarell. Para los dimisionarios, "no solo no supondrá un ahorro, sino que habrá menos garantías de transparencia y objetividad, con el riesgo añadido de que los criterios no prioricen la valoración artística". El Conca reparte actualmente entre ocho y nueve millones de euros, el 2,9% de las ayudas de Cultura, una cifra que se ha visto reducida este curso debido a los recortes.
Si las modificaciones prosperan, los miembros del Conca pasarían de 11 a 5 o 7, lo que supondría que algunos de sus miembros perderían su silla. El debate que se perfila enfrenta claramente dos modelos: por un lado, el centralismo democrático, representado por la voluntad de Mascarell de retomar las riendas globales de la política cultural catalana y, por el otro, el sistema más participativo e independiente, representado por el Conca.
Este episodio surge cuando el buque insignia de la cultura catalana, el Museo Nacional de Arte de Cataluña, se halla sin director desde agosto. Hace una semana se cerró la convocatoria para el concurso. Entre los nombres que suenan con insistencia, se encuentra precisamente el de Parcerisas, así como el de Àlex Susanna, director adjunto del Instituto Ramon Llull, y William Jeffett, conservador del museo Dalí de Florida. El actual director del museo Picasso de Barcelona, Pepe Serra, es otro de los candidatos. Según diversas fuentes, la posibilidad de que Serra se presentara al concurso estaba supeditada a sus negociaciones con el Ayuntamiento de Barcelona para dotar al Picasso de personalidad jurídica propia. Esta vieja reivindicación fue retomada con más fuerza cuando Manuel Borja-Villel, director del museo Reina Sofía de Madrid, consiguió del Ministerio de Cultura la autonomía jurídica del centro. El Ayuntamiento le concedió sus deseos.