22/1/13




Diario de Ibiza
raquel sánchez | ibiza

­A Lourdes Romaguera le encanta cocinar. Explica que, en realidad, lo que le ocurre es que no puede vivir sin crear. Por eso cuando no está pintando, esculpiendo o fotografiando, cocina.

Hace casi una década que no exponía su obra de forma individual (aunque en los últimos años ha participado en varias muestras colectivas) y esta tarde, en el Club Diario de Ibiza, presenta 'Efervescente en 3D'. Las pinturas que allí muestra pertenecen a la que se podría llamar su última etapa, aunque esta artista trabaja paralelamente varias series de distintas líneas. Es novedoso que utilice lienzos (acostumbra a pintar sobre papel y cartón en su eterno juego con las texturas) y sus creaciones han ganado luminosidad. De los colores metálicos envejecidos que protagonizaban su 'Alquimia y otras transmutaciones' y la experimentación de su serie sobre papel de lija ha pasado a unos «luminosos y mediterráneos» rojos, azules y blancos inspirados por el campo que rodea su casa en la isla.

Una obra «cálida y sensual»
Las obras incluidas en la muestra se remontan hasta 2010, cuando empezó a experimentar esta nueva línea creativa, pero el grueso de la producción pertenece a los últimos meses de 2012 e incluso, alguna pieza, a 2013. Reconoce que la proximidad de la exposición, que la ilusiona y la hace vivir un nerviosismo «efervescente», fue un gran estímulo y si, por norma, es una pintora prolífica, en las últimas semanas lo ha sido todavía más.

La artista admite que su pintura ya no es tan austera, ahora es «cálida y sensual». Le encanta comer, cocinar y disfrutar de la comida y compara su obra reciente con la nouvelle cuisine, con platos de porciones pequeñas pero atractivos colores y excelentemente presentados. «Hay cuadros pequeñitos que son exquisiteces», señala casi con amor de madre. Se reconoce «provocadora», prefiere escandalizar que dejar indiferente, pero se niega a etiquetar su obra. No quiere indicar al público lo que debe sentir.

Podría decirse que Lourdes Romaguera pinta a contracorriente. «Voy a la inversa de los tiempos: cuando estaban más boyantes mi pintura era más oscura, ahora necesitaba una efervescencia de color, algo que espabilara a la gente y me espabilara a mí», confiesa.

A esta alicantina, afincada en Ibiza desde hace más de 30 años, su inquietud creadora la ha llevado a adentrarse en casi todos los campos. Sus juegos con el color y las texturas estaban ya presentes en el trabajo que expuso en la isla en 1986 o en la 'Alquimia' que albergó el Espacio Micus en 1995.

Le apasionan también las instalaciones, como la que presentó en 2002 en el Recinto Ferial como homenaje a las víctimas de las Torres Gemelas «y a todos los que han sufrido injusticias en silencio sin que sus dramas tuvieran tanto eco». Recuerda que aquella instalación mecanizada, con somieres antiguos y cascabeles, resultó polémica e incluso hubo quien se sintió ofendido. Más tarde, cuando un accidente de tráfico la obligó a disminuir su ritmo de trabajo, decidió aventurarse con la fotografía digital y capturó un millar de archivos que no renuncia a seleccionar y exponer algún día.

La efervescencia de la vida
Sus intereses son tan variados como intensa su energía: ha estudiado moda y patronaje, psicología, escaparatismo, maquetación, diseño de interiores? Todas estas influencias se perciben en lo que ella llama su «diálogo con la obra». Asegura que pinta para ella, pero está encantada de compartir su obra porque esa exposición a las interpretaciones contribuye a darle sentido.
«Me gusta la sorpresa del descubrimiento y la magia del resultado», afirma. «En los diferentes tipos de expresión artística que empleo siempre hay una evolución, no existen saltos», apunta.

Romaguera asegura que 'Efervescente en 3D' es «una proyección de las experiencias vividas en estos cuatro últimos años, una necesidad vital de ordenar el espacio, de vivir, de utilizar el blanco en lugar del negro como respuesta reivindicativa a la vida, a lo efervescente que es en sí misma».

La clave

ESTILO
Siempre fiel a la abstracción
Puede haber cambiado el soporte (lienzo) y los colores (el blanco, el rojo y el azul han irrumpido en la obra de Romaguera), pero la alicantina sigue fiel a la abstracción. «A veces alguien ve una reminiscencia figurativa en uno de mis cuadros. Si existe, es involuntaria», sentencia.