2/1/13


Los recortes presupuestarios y la subida del IVA han impactado en la línea de flotación del sector cultural en España | Sobrevivir para muchas instituciones y sociedades culturales es su principal objetivo | Repasamos los estragos 'numéricos' sufridos por un sector ya renqueante en estos doce meses

Las cosas son como son: 2012 se cierra dejando un rastro de sangre en los balances de la cultura española. A lo largo del año el sector ha sufrido una serie de tajos que lo han llevado a una situación límite. No son los primeros y por eso cada vez son más dolorosos: la austeridad está degenerando en carestía. Los cicateros Presupuestos Generales del Estado (PGE) cayeron como una losa sobre el cine, el teatro, las artes plásticas, los libros, la música, los museos... Nadie se libra. Luego vino el varapalo del nuevo IVA, con una drástica subida para el consumo de cultura: en algunos casos de hasta ¡13 puntos porcentuales! El canon digital, suprimido in extremis antes de que nos comiéramos las uvas, ha atenuado ligeramente el castigo sobre el bolsillo del ciudadano de a pie (y las cuentas de pérdidas y ganancias de empresas y administraciones públicas), aunque haya levantado ampollas entre las entidades de gestión.

A principios de abril las perspectivas ante la inminente presentación de los presupuestos eran más bien oscuras. Y cuando se vieron sobre el papel, en el momento en que Cristobal Montoro, ministro de Hacienda, mostró los planes económicos del Gobierno en el Congreso, se confirmaron los negros augurios. La partida destinada a cultura en 2012 ascendía (mejor dicho: descendía) a 937,40 millones de euros, un 15',1% menos que en 2011, que fue de 1003,99 millones de euros. A José María Lassalle, secretario de Estado de Cultura, le tocó justificar las restricciones. Advirtió, para quitar hierro al asunto, que el peso específico de la cultura, dentro del total del gasto público estatal, se mantuvo intacto: un 0'3% del total de los PGE. Y añadió: "Son [los PGE] comprensibles en un momento de crisis en el que las prioridades son otras, como políticas sociales en pensiones o prestaciones por desempleo".

El problema es que esos recortes a buen seguro también han aumentado los demandantes del subsidio de desempleo procedentes de la cultura. O sea, más gasto público por ese concepto. En el cine, por ejemplo, el efecto de la tijera alcanza un 33%. Esta área, de hecho, padeció el ajuste más severo al pasar de una dotación de 106,5 millones de euros a 71,06 millones (33% de caída). En particular, el Fondo de Protección a la Cinematografía -encargado de sufragar producciones- bajó de los 76 millones de euros a 49 (35% menos). Lassalle matizó la gravedad de esta medida. Explicó que de esos 76 millones sólo fueron ejecutados 53, ya que no se presentaron suficientes proyectos que cumplieran los requisitos exigidos. El Instituto de Cinematografía y las Artes Audiovisuales, por su parte, perdió otro 35'4% (de 106 millones a 68'86).

Museos bajo minímos en los PGE
Aunque la cinematografía nacional encajó el golpe más duro, otras instituciones señeras de nuestra cultura tampoco escaparon a la tijera. Las aportaciones del Estado a los grandes museos se han enjugado notablemente. La partida general destinada a museos pasó de 204,78 millones a 177,51: esto es, un 12,9%. El Prado recibió en 2012 15,9 millones de euros, 6'4 menos que en 2011 (-25,3%). Y en 2013, según el nuevo Anteproyecto de Presupuestos (otro mazazo que se conoció en septiembre), ese respaldo estatal quedaría fijado -a falta de que sean aprobados definitivamente- en 11,3 millones de euros. El Reina Sofía ingresó en 2012 34,1 millones de euros del Estado, mientras que en 2011 esa cifra fue de 41,4 millones. Es decir, un 17,6% menos. Para 2013, la previsión es que esa aportación se quede en 25,6 millones de euros. En el Thyssen la evolución refleja un marcado declive también: 4'3 en 2010, 4 en 2011, 3,9 en 2012 y 2'5 en 2013. Así pues el futuro para los museos grandes se sigue estrechando en términos de financiación.

También se ajustó el presupuesto del Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la Música (INAEM): de 165,95 millones a 137,68 millones (-17%). Y la Dirección General de Políticas e Industrias Culturales y del Libro perdió 3,4 millones de euros, un 22%. El Teatro Real, un 15%. El Instituto Cervantes, un 5'4, y con algunas de sus sedes en la cuerda floja. El nuevo Gobierno propugna un cambio de modelo. La idea es que el sector público se vaya poco a poco retirando en la financiación de la cultura y que su hueco lo ocupe el dinero privado. Para ello está urdiendo una nueva Ley de Mecenazgo, pero el problema es que con las cuentas del Estado tiritando no hay manera de sacar adelante una política de desgravaciones fiscales atractiva para potenciales inversores. Desde las carteras de Economía y Hacienda no se da luz verde. Y ahí anda: atascada.

Nuevo IVA: ¿golpe de gracia?
Las aguas ya andaban revueltas cuando el Ejecutivo repartió los naipes del nuevo Impuestos sobre el Valor Añadido (IVA). En campaña Rajoy decía que no lo iba subir pero al final las circunstancias le hicieron reconsiderar su planteamiento inicial. Y a la cultura le tocó de nuevo poner la otra mejilla. Algunos hablaron entonces (y lo siguen haciendo ahora) de golpe de gracia. Lo cierto es que, salvo el libro de papel, que ha mantenido el tipo reducido del 4%, todo lo demás ha visto incrementado sus costes desde el 1 de septiembre. Y todo lo demás es, por ejemplo, las entradas del cine y el teatro, que pasaron de estar gravadas con un 8% a un 21%. De golpe. Los exhibidores pusieron el grito en el cielo. Aún siguen pidiendo al Gobierno que dé marcha atrás. Hace escasos días la Unión de Asociaciones Empresariales de la Industria Cultural Española (UAEICE), que agrupa más de 4.000 empresas, remitió una carta al presidente de Gobierno en la que le advertían, de acuerdo a informes económicos (el más citado a cargo de la consultora Pricewaterhouse), las consecuencias futuras que tendrá en el sector el nuevo impuesto. Son para echarse a temblar: pérdida de 43 millones de espectadores y de 4.226 empleos directos, así como el cierre de un 20 por ciento de las empresas del sector.

Los discos, deuvedés, blu rays... han pasado de 18% al 21%. Una subida más digerible, aunque cuando llueve sobre mojado... El mismo porcentaje ha subido el libro digital y los editores en este formato están que trinan: llevaban tiempo reivindicando la equiparación (al 4%) con el libro papel y de repente se encontraron con tres puntos más. Los que trinan (y truenan) también son los galeristas (del 18 % al 21%) y los artistas, que gozaban de un tipo reducido (8%) por las obras que vendieran directamente y que con el nuevo diseño del impuesto ha desaparecido. O sea: que ahora deben aplicar el disuasorio 21% a los compradores. El Consorcio Nacional de Galerías de Arte Contemporáneo denuncia que este modelo incumple la normativa europea. Por suerte, el acceso a actividades culturales organizadas por instituciones públicas y asociaciones sin ánimo de lucro están exentas del pago del IVA. El Museo del Prado y el Reina Sofía, por ejemplo, no han elevado el precio de sus entradas a lo largo del año. Veremos qué sucede para el próximo año. Desde el Prado aseguran a El Cultural que no hay planes concretos al respecto.

El nuevo tipo del 21% ha colocado a España entre los países europeos con un IVA cultural más alto. En Francia es del 5,5%; en Alemania, del 7%; en Italia, del 10%; y en Grecia, del 13%. Enrique González Macho, propietario de los Cine Renoir y presidente de la Academia de Cine, además esgrimía que en Portugal y Holanda, donde el IVA se subió bastante menos, terminaron por atemperar la carga del tributo.

Adiós al canon digital
En teoría, un pequeño consuelo para el consumidor ha sido la erradicación del canon digital. Tasa que debía pagar cuando compraba un dispositivo capaz de realizar copias de contenidos legales. Y decimos en teoría porque habrá que ver si la supresión se traduce en una reducción del precio de tales soportes. Probablemente no, como denuncia el instituto Ibercrea. Después del fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en el caso Padawan estaba herido de muerte. Y al final este Gobierno lo ha apuntillado. La compensación equitativa por copia privada, derecho reconocido a los autores en la Ley de Propiedad Intelectual desde el 97, se realizará con cargo a una partida presupuestaria. En 2012 será de 5 millones (supuesto cálculo del lucro cesante sufrido por los creadores). En 2011 las entidades de gestión recaudaron por este concepto 115 millones. La diferencia es notable.

Aun así representantes de asociaciones de internautas no están conformes con el nuevo sistema de indemnización. Al fin y al cabo establece una presunción que en muchos casos resulta injusta. Antes se entendía que todo comprador de dispositivos con capacidad para albergar contenidos protegidos los usaba fraudulentamente. Esa presunción ahora sigue vigente, sólo que se extiende a la totalidad de ciudadanos españoles (46 millones). De nuestras maltrechas economías domésticas salen esos 5 millones. Si la calculadora no falla: tocamos a 11 céntimos por cabeza.