6/2/12

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 NOTA AAVIB: La inclusión de textos remitidos no implica compartir su contenido
Círculo de Bellas Artes de Palma de Mallorca
El prestigio de un certamen, independientemente de su cuantía económica, se fundamenta en la rigurosa selección de las obras concursantes y la consistencia de las propuestas premiadas. Ello requiere el juicio de un jurado competente y honesto y un resultado que satisfaga al espectador mas critico. ¿Cumple con los anteriores requisitos el último premio Ciudad de Palma de Artes Visuales “Antoni Gelabert”? Analicemos brevemente continente y contenido y reflexionemos al respecto.
Admitamos de entrada que el jurado que seleccionó las obras expuestas obró según su gusto, formación y opinión sobre el concepto de arte. Si el jurado hubiera sido distinto probablemente hubiera efectuado una elección diferente. La composición del jurado es pues determinante para el resultado de la muestra. Cabría por tanto discutir su composición pero no su decisión.
Sobre el continente, cabe decir que resulta acertada, en la presente edición, haberle dado al certamen el realce de exponer las propuestas en la planta noble del Casal Sollerich contribuyendo a la dignificación que merece. Es el contenido lo que nos mueve a plantear una reflexión que hunde sus raíces en las diferentes y contrapuestas concepciones actuales sobre el arte contemporáneo. 
Existirá quien entenderá adecuada la selección de las obras y el premio de este año porque atiende a la realidad del arte en estos momentos considerando que la practica ausencia de pintura en el certamen constituye una cuestión periférica y encierra el atavismo de quienes no han logrado todavía cruzar el abismo en busca de otros géneros mas actuales. Que la pintura murió en el siglo pasado y que las nuevas tecnologías son lo único que puede aportar algo innovador al panorama artístico.
En la orilla opuesta, entienden otros que muchas de las instalaciones que vemos seleccionadas en este y otros certámenes tendrían solo sentido en el marco de una muestra más amplia y complementaria de otras disciplinas clásicas, abogando por la vuelta a una figuración reinterpretada, puesto que, paradójicamente, la figuración continua siendo el elemento más utilizado en la fotografía, el vídeo o las instalaciones.
Nos encontramos pues ante una situación en la que probablemente haría falta conjugar la pintura como lenguaje universal a la vez que fomentar el buen uso de las nuevas  tecnologías que el progreso brinda  y que los artistas contemporáneos deberían saber aprovechar para ofrecer una visión global de todo el potencial del arte contemporáneo. Como el actual certamen “Antoni Gelabert” responde, casi en exclusiva, a una sola visión del arte actual, está resultando muy controvertido. Y ello es lo que mueve hoy al Círculo de Bellas Artes a promover un debate sobre su idoneidad.