11/8/11

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Humberto Vadillo, nuevo director general de Cultura del Gobierno de Aragón, señalaba en una reciente entrevista que «la intervención del Estado en la cultura» produce la «desmoralización» y la «corrupción» de los artistas.
Al margen de que los puntos de vista del Señor Vadillo sea más que discutibles, los temas que plantea tienen su importancia y habrían de suscitar un debate necesario ante la actual situación de las instituciones y el mercado. Pero ese debate no habría de plantearse entre extremos sino desde la independencia ideológica. Las posiciones extremas del Señor Vadillo y de quienes replican (ver un ejemplo) contienen errores y aciertos, por ambas partes.
Ya expusimos nuestro punto de vista sobre algunos de los temas que ese libro y ese vídeo han tocado mucho más tarde. Leer pulsando aquí.
En cualquier caso, nos preguntamos cuales podrán ser sus actuaciones desde un cargo tan significativo del área de cultura teniendo estas ideas. Estaremos atentos a ellas ante las disyuntivas que se presentan en el panorama. A. P. R.

El pasado 3 de agosto el Gobierno de Aragón hizo público el nombre de los directores generales que formarán parte de la administración pública en el inicio de la legislatura. Uno de los nombramientos que más polémica ha levantado es Humberto Vadillo, licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza, colaborador de medios de comunicación como Libertad Digital y recién elegido nuevo director general de Cultura. 
El pasado 1 de junio, Humberto Vadillo presentaba la ponencia 'El estado mecenas: arte e incompetencia', en el marco del IV Congreso de Economía Austriaca. 'El estado mecenas' es un estudio realizado por el nuevo director general de Cultura de la DGA sobre la relación entre el arte y la cultura en general con el Estado en el que considera que «hay que evitar que el arte esté en manos del Estado», señalaba Humberto Vadillo en una entrevista posterior concedida a Periodista Digital.
El director general de Cultura del Gobierno de Aragón se muestra contrario a «la intervención del Estado en la cultura» porque produce la «desmoralización» y la «corrupción» de los artistas. Además, Vadillo señala que el motivo de esta corrupción son las subvenciones públicas ya que evitan que los artistas se enfrenten a los gustos del público porque «basta con que estén bien conectados» o que «toquen las teclas adecuadas» para recibir financiación. 
«Gracias a todas estas subvenciones los artistas reciben un beneficio casi impagable» ya que «no tienen que recurrir al mercado» y «son libres de hacer prácticamente cualquier cosa», destaca Vadillo. Por eso «una película española no tiene que gustarle al público o una obra de teatro moderno tampoco tiene que hacerlo», señalaba explicando su visión sobre el mundo de la cultura nacional. 
La cultura, en el mercado 
Durante la entrevista, Vadillo desmiente la idea de que el arte sea «demasiado importante» para «dejarla en manos del mercado». «La cultura se puede mantener en el mercado y toda ha sido producida gracias al mercado», opina. «La cultura ha existido a lo largo de toda la humanidad desde las pinturas rupestres», mucho antes de que se utilizaran las subvenciones estatales, indica.  
Además, en opinión del nuevo director general de Cultura es «mentira» el argumento de que la inversión realizada en cultura tanto en centros, equipamiento o infraestructuras «genere empleo». «Esta es una argumentación muy típica de los políticos y muy atractiva», pero esta inversión «se podría gastar» en apoyo a las empresas privadas o «dejarla en el bolsillo de los contribuyentes».  
«Si dejas ese dinero en el bolsillo de las empresas y los contribuyentes» la economía «va a subir», muchas empresas «van a mejorar» y van a «poder contratar a otras personas» que podrían ser más empleos que los generados por el centro cultural, señala Vadillo. Sin embargo es consciente de que «eso nunca lo sabremos» porque «el político nos vende solo lo que se ve» y «debemos fijarnos en toda esa riqueza que se podría haber creado» si no se hubiese realizado la inversión en, por ejemplo, un centro cultural.