24/10/12

Javier Díaz-Guardiola publicat a Siete de un Golpe.
Detalle del Museo Guggenheim en Bilbao
Directores de los más destacados museos en España analizan el modelo y ponen las cartas sobre la mesa respondiendo a tres preguntas:

1.¿Han vivido los centros artísticos por encima de sus posibilidades en estas últimas décadas?
2. ¿A qué presente nos enfrentamos?
3. ¿Precisamos de un cambio de planteamiento para encarar el futuro?


Daniel Castillejo. Museo Artium (Vitoria)

Daniel Castillejo. Museo Artium (Vitoria)

1.- El problema es que cuando surgieron muchos de los nuevos centros en España, coincidiendo con la época de bonanza, nadie puso nada en duda. Todo parecía posible y nos atrevimos a hablar de que estábamos creando nuevos modelos de museo. Pero todo se basó en la misma burbuja. Hubo muchos espacios que arrancaron sin colección -no fue el caso de Artium- pero el aire de los tiempos daba para crearlas en pocos meses. Eso dio lugar a estructuras mastodónticas, cuyas estructuras internas, organizativas y curatoriales respondían a una idea de crecimiento infinito.

2.- Hoy todo el modelo se ha venido abajo. Y el de museo es un concepto oscuro: oscuro porque son estructuras poco transparentes, poco ágiles, aunque paradójicamente dan la imagen contraria por ocuparse del arte más rabiosamente actual, el más joven, el que responde a las preocupaciones sociales de nuestra época. A corto plazo, tenemos quedesmontar las estructuras mastodónticas que hemos generado. Y debemos democratizarlas, no en un sentido político, sino de hacer transparente su gestión, su funcionamiento. No hay que cerrar las estructuras, sino conseguir que los objetivos museísticos coincidan con lo que demandan los artistas.

3.- El objetivo final es, sin duda, el cambio de modelo. Esto es algo natural. Las prácticas artísticas no son en absoluto ahora las mismas que cuando yo empecé a trabajar hace 25 años. Ahora, ¿a qué modelo debemos tender? Lo que sí que tenemos que tener claro es que el concepto de patrimonio debe revisarse de arriba abajo. No puede basarse en las ideas de «mueble e inmueble», sino en el de experiencia transmitible. El museo no puede seguir siendo un gran estómago que engulle objetos. Resolviendo eso, tendríamos un buen trecho recorrido. Y la crisis es global, es decir, la solución no solo sirve para nosotros en España, sino que es a lo que están tendiendo todos los centros en el mundo.


Manuel Borja-Villel. Museo Reina Sofía (Madrid)

Manuel Borja-Villel. Museo Reina Sofía (Madrid)

1.- Es cierto que en España la cultura ha estado muy vinculada a la economía. Se priorizaron acciones culturales basadas en recuperar tejidos urbanísticos, generar grandes audiencias y fomentar la cultura del espectáculo, sin cuestionamiento crítico. El resultado es amorfo, epidérmico y ha dado pie a situaciones inviables. Pero también hay cosas que se han hecho bien: contamos con buenas equipaciones y con colecciones que no están nada mal. Se han alcanzado ciertos niveles de excelencia en el discurso y se ha acercado a la gente al arte contemporáneo. El lamento nostálgico por un pasado que no volverá escasi reaccionario. Y la crisis es la excusa perfecta para seguir denostando a la cultura y al arte actual para aquellos que nunca creyeron en ellos.

2.- La situación es grave y similar a la que se vive tras una guerra: se tardará una generación en recuperarnos. Vivimos una crisis de valores, en el que la tensión entre mercados y pensamiento se ha inclinado del lado del primero. Pero esta crisis es global. Pondré un ejemplo. Nosotros organizamos una gran exposición sobre James Coleman, un artista minoritario, en la que estaba interesada la Tate. Luego se echó para atrás porque no iba a atraer visitantes... No hay dinero público, pero estoy en contra de la privatización de la cultura. Habrá que reinventarnos para que se mantenga la vocación educativa y evitar la sumisión al mercado.

3.- Nuestras estructuras son potentes pero inviables. Necesitamos nuevas formas de narrar, producir, distribuir y educar, algunas de las cuales ya nos las aportaron ciertos artistas desde los setenta. Y hay que superar el modelo nacional. Se tienen que imponer las estructuras supranacionales. La idea de museo es del siglo XIX, basada en la acumulación, lo que limita el acceso al conocimiento. En la sociedad que nos ha tocado vivir todo está en red, flota en la nube. Deben surgir nuevas formas de coleccionismo basadas en compartir. Y nuestra red debe tejerse junto a Latinoamérica, Europa y el Mediterráneo. Más que nunca, la responsabilidad del director de museo ha de ser ética.

Agustín Pérez Rubio. MUSAC (León)

Agustín Pérez Rubio. MUSAC (León)

1.- Estoy en contra de la idea de que ha habido derroches en el ámbito del arte. La cultura no tiene la culpa de la situación del país. Somos el cuatro por ciento del PIB, pero no pintamos nada en los presupuestos. En lo que se ha gastado ha sido en infraestructuras, por lo que las responsabilidades se han de pedir a los políticos. Nos nombran directores de unos museos que no pedimos, como no pedimos que tengan tal superficie o que sean construidos por tal arquitecto. Quedémonos con que se ha profesionalizado el sector. En veinte años se han creado unas estructuras que tienen que ver con el nacimiento de nuevos centros, ferias, colecciones, protocolos de actuación, asociacionismo y buenas prácticas.

2.- El panorama actual es desolador. Cierres, recortes, despidos y el incumplimiento de protocolos de actuación. Eso sí que incide en la marca España en el exterior. A los artistas extranjeros no les va a interesar exponer aquí. Y cuando pides una pieza en préstamo no se fían. Nosotros ya estamos formados, pero así te cargas a la generación siguiente. Por eso he dimitido yo. Entiendo que no haya dinero, pero no se puede trabajar si no es con profesionalidad, sin hacer el trabajo de cuatro, con injerencia política ypensando solo en el impacto periodístico. No se dan cuenta de que los museos somos cultura y educamos a nuestro público.

3.- ¿Hace falta un cambio de modelo? Desde luego, pero era necesario hace tiempo. El problema es que cuando cierras un museo el esfuerzo para levantarlo de nuevo es inmenso. Yo siempre supe que sería el director del MUSAC de la crisis. Pero se tiene quetrabajar con unos mínimos, con confianza en los profesionales y libertad de actuación; si no, mejor ciérralo. Soy muy apocalíptico, pero es que no veo la luz. Nos ha costado mucho profesionalizarnos y muy poco desprofesionalizarnos y deshumanizarnos.

Ferran Barenblit. Centro de Arte 2 de Mayo (Móstoles)

Ferran Barenblit. Centro de Arte 2 de Mayo (Móstoles)

1.- En mi opinión, hemos aprovechado bien el momento. Siempre es bueno construir estructuras culturales y los museos cumplimos hoy una función imprescindible. Lo que tal vez desentone un poco es que un museo debe ser siempre el vértice de una pirámidemás amplia, con una buena base sobre la que sustentarse. En España se ha pretendido que el museo generase por sí solo esa base. No somos nosotros los que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, sino las administraciones que encargaron la creación de determinados centros. Solo unos pocos han vivido de forma holgada, pero todos han hecho un excelente trabajo.

2.- El objetivo, en este momento, es consolidar esa base, lo que nos lleva a hablar de las audiencias, un proceso que tendría que haber sido paralelo. No olvidemos dos cosas: que el nuestro es un país que se saltó la modernidad de un plumazo y llegó de forma abrupta a la contemporaneidad, y que, como otros muchos, es un país de discursos locales (lo que son uniformes son las fórmulas profesionales de trabajo). Todo ello debe reflejarse en las programaciones. Ahora toca capear el temporal a nivel financiero. Y eso pasa porestablecer prioridades. Yo tengo la suerte de dirigir un centro que no está dimensionado. Y debemos aprender a aportar nuestro grano de arena al análisis de la situación a la que nos enfrentamos.

3.- Lo que no se puede hacer es una programación de trinchera pensando en el futuro. Ideas y exposiciones no pueden depender de unos presupuestos. Nuestro tiempo debe ser siempre el ahora. Y tenemos que dar respuestas desde el museo a lo que nos acontece, aprender a girar sobre nosotros mismos y sacar a la luz las contradicciones. Esa es la labor del arte.


Iñaki Martínez Antelo. Museo MARCO (Vigo)

Iñaki Martínez Antelo. Museo MARCO (Vigo)

1.- En veinte años, en España se ha creado una importante red de museos, auditorios, teatros y otras infraestructuras culturales de las que carecíamos. Es obvio que aquel boom respondía a una necesidad de puesta al día –en Galicia, hubo un punto de inflexión con la apertura del CGAC, donde se empezó a formar todo un conjunto de profesionales–, pero en general hubo una gran falta de planificación, una enorme especulación y se generó una competencia entre ciudades y comunidades autónomas en las que se quería copiar un modelo aparentemente exitoso, en lugar de buscar la diferencia, la especialización y la complementariedad.

2.- La situación es muy complicada; los que trabajamos en el sector cultural intentamosoptimizar recursos y apoyar iniciativas que de otro modo podrían desaparecer. En esta política de resistencia en la que nos encontramos, entre recortes e impagos, no queda apenas espacio para realizar las funciones para las que fuimos contratados. En la mayoría de nuestros equipos no hay espacio, ni tiempo para buscar patrocinios, elaborar planes estratégicos o analizar la situación. Intentamos sortear el temporal evitando que afecte al personal y a la cancelación de actividades que ha costado años construir.

3.- La situación económica está repercutiendo en todos los sectores, entre ellos, la cultura en general y los museos en particular. Parte de nuestra responsabilidad consiste en buscar salidas. Deberíamos ir hacia un modelo de financiación mixta entre lo público y lo privado. Tendría que haber mejores ventajas fiscales para que empresas y particulares se implicasen en nuestros programas. En gran parte es una responsabilidad política, que debería respaldarse con una buena ley de mecenazgo y mostrando los beneficios –no solo fiscales– para una empresa a la hora de invertir en cultura. Nuestro objetivo ahora se centra en mantener la calidad de la programación, defendiendo la necesidad de mantener el apoyo institucional de un sector que es clave en la economía de nuestro país, pero también recurriendo a fórmulas como cofinanciación, trabajo en red, patrocinios o proyectos de mayor duración.


Juan Antonio Álvarez Reyes. CAAC (Sevilla)

Juan Antonio Álvarez Reyes. CAAC (Sevilla)

1.- Salvo dos o tres museos, en España, son pocos los espacios que se han permitido vivir por encima de sus posibilidades. La inmensa mayoría de centros hemos trabajado siempre con presupuestos muy ajustados. En sus mejores épocas, el CAAC contaba con siete millones de euros. Ahora no llegamos a tres. Pensemos que somos un espacio que tiene que proyectarse a toda Andalucía. Y tampoco estas décadas han supuesto una inflación de museos. La democracia marcó un antes y un después. En estos años hemos pasado de la anormalidad a la normalidad en lo que respecta a nuestra relación con lo contemporáneo.

2.- Vivimos momentos de incertidumbre. Estamos descolocados porque la crisis nos ha pillado con el pie cambiado. Y lo peor es que la situación no se estabiliza, sino que varía cada poco tiempo. Es muy difícil trabajar bajo estas premisas. Los museos necesitan lanzar su mirada al medio y largo plazo, y no pueden ver cómo sus presupuestos se van ajustando. Eso desmonta labores de años. Toca resistir, pero, sobre todo, conseguir que pervivan las instituciones que hemos creado.

3.- La gran duda es si la crisis actual es sistémica o coyuntural. Si la respuesta es que es pasajera, bastará con resistir, incluso con subsistir. Si lo que ocurre es que vamos a otro modelo, entonces sí que habrá que modificar el concepto que tenemos de museo. Pero hasta que no despejemos esa incógnita no daremos solución al problema. Lo único que tenemos claro en el CAAC en este momento es que nosotros producimos pensamiento crítico, no cultura del espectáculo. Independientemente del entorno adverso en el que toque trabajar, esa es una línea roja que no se puede rebasar.