De este modo, a la noticia de la creación de Acción Cultural Exterior (AC/E), ese nuevo mélange de sociedades estatales cuyas siglas versionan uno de los más famosos grupos de rock de la historia, hace unos días se sumaban las difusas líneas de trabajo que guiarán el denominado plan de apoyo estratégico a las artes visuales que elaborará (siempre en futuro simple, como no podía ser de otra manera) la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales antes del próximo mes de junio. Y de lo dicho, como casi siempre, nada nuevo bajo el sol. En primer lugar, por las enormes vaguedades que contienen las líneas de actuación incluidas en dicho documento, con propuestas cargadas de buenas intenciones pero inviables de todo punto en la práctica, verbigracia de la consabida parálisis de nuestra querida administración pública: que si convenios interministeriales, que si colaboración gobierno-autonomías, que si actuaciones de orden puntual… Como diría Mina, parole, parole, parole.
En segundo lugar, porque en ese “comité de sabios”, nombrado a dedo por el Ministerio y encargado de revisar el documento base, no se incluye ni un solo miembro que forme parte de las diferentes asociaciones sectoriales (Instituto de Artes Contemporáneo, Unión de Artistas Visuales, Consejo de Críticos de Artes Visuales, Mujeres en las Artes Visuales…) que acudieron a la agotadora reunión de más de tres horas en el ministerio, en la que por cierto, más de la mitad del tiempo estuvo ocupado por las palabras de la Directora General de Bellas Artes, y en la que, como no podía ser de otro modo, las objeciones no fueron bienvenidas.
De nuevo, y por enésima vez, nos enfrentamos a uno de esos casos en el que los mejores propósitos se conjugan con las peores formas. Las asociaciones, aquellas asociaciones que en su momento parecían la solución a todos nuestros males, han vuelto a ser engañadas, utilizadas de forma interesada: ellas participan del brainstorming y dan ideas (si bien pocas, principalmente porque no les dejan hablar), pero después ver negada su representatividad por parte de un Ministerio que siempre acaba poniendo la decisión en manos de unas personas, siempre las mismas, por cierto, que supieron mover ficha, zascandilear en palacio. Y es que Madrid, nunca ha dejado de ser villa y corte.
Imagen: Andrew Bush. Man drifting northwest at approximately 68 mph on U.S. Route 101 somewhere near Camarillo, California, one evening in 1989. Vector Series, 1989-1997. Cortesía del artista