6/2/12

10:34
Joan Soler, en su estudio de Palma. Foto: b. ramon
El 'retiro' artístico de Joan Soler
El pintor mallorquín, que prepara nueva obra geométrica "pero más esencial" para futuras exposiciones, acaba de disfrutar de una beca en la neoyorquina Fundación Yaddo, una residencia privada por la que pasaron artistas reputados.

m. elena vallés | Diario de Mallorca
La geometría es el lenguaje que Joan Soler (Sóller, 1965) utiliza para penetrar en la incógnita de la naturaleza y en la pintura. Una estupenda y fructífera militancia que continúa siendo tan coherente como el primer día. Como los esfuerzos y el buen arte tienen recompensa –no necesariamente económica–, Soler ha tenido en los últimos tiempos la suya. El pintor compartió estancia y residencia con otros creadores en la Fundación Yaddo el pasado julio, una finca privada neoyorquina en la que a lo largo de los años han pasado artistas reputados como el Nobel Saul Bellow, los escritores Truman Capote, Patricia Highsmith, Ted Hughes, Sylvia Plath o Mario Puzo, el pintor Clyfford Still o los compositores Leonard Bernstein y Aaron Copland, entre otros. Muchas de sus obras las pensaron o se gestaron aquí.
El mallorquín se presentó a una convocatoria abierta de la fundación adjuntando una memoria a modo de resumen donde explicaba su obra, y, al poco tiempo, consiguió la beca. Un comité de expertos le seleccionó.
Durante el mes de estancia en Nueva York, Soler clarificó sus ideas, "me pregunté por mi obra, en qué momento estaba, y me llevé un cuaderno en el que hice dibujos", apunta. "Un mes no da tiempo para preparar un proyecto completo, pero mis días allí me enriquecieron", explica. En sus propias palabras, lo de Nueva York fue un "retiro artístico", "un ejercicio de introspección", muy necesario en un artista de las características de Soler, que arroja reflexiones como ésta: "La pintura no es sólo ejecutar, debe haber un argumento detrás de ella, por eso creo que la pintura también se debe pensar, para conjugarla bien con lo que uno desea transmitir". Nueva York le proporcionó el contexto ideal para practicar esta filosofía de trabajo.
La reclusión en la habitación, en aquellos días azules, se combinaba durante la jornada con momentos de interacción con el resto de artistas que residían en la casa. "Siempre es interesante comprender lo que hace el otro y, por otra parte, haces el ejercicio de intentar explicar tu obra", señala el mallorquín, que ha decidido apartarse un poco de la actual dinámica de las galerías. "He optado por esta situación actual, habida cuenta que muchos artistas de hoy en día acaban convirtiéndose en meros productores", asegura. Una tendencia muy alejada de su concepción del arte. "Hace tiempo que decidí no hacer de la creatividad un sobresalto de ambiciones. Por otra parte, ves también a muchos artistas que se repiten obligados por el mercado", continúa. La ambición, observa, "debe ser con tu obra", matiza. Varios paseos por las galerías de la Gran Manzana insuflaron ilusión en Soler, un poco cansado de la moda de la instalación provocativa. "Allí vi mucha variedad, y atendí con gran alegría que el dibujo y la pintura clásica gustan mucho", refirió.
Tras haber expuesto obra reciente durante el mes de septiembre en la galería Abbuehl (en la ciudad de Solothurn, cerca de Basilea, en Suiza), y crear una obra conmemorativa con motivo de los 25 años del teléfono de la esperanza, prepara en su estudio palmesano piezas para futuros proyectos que no quiere adelantar por prudencia. Obras que, sin duda, debieron tomar cierta forma en Nueva York y en la cabeza del pintor mallorquín.
Con los años, Soler, de formación arquitecto, tiende a una pintura más esencial, "con los menos elementos posibles", sin separarse de lo que más le interesa: la geometría, trazando paisajes de emociones en los que busca siempre un equilibrio entre la norma, lo controlado, y lo caótico e irracional. "Eliminar lo superfluo conlleva siempre un esfuerzo", confiesa.
Los cuadros de Soler continúan siendo muy sugerentes, crean una ilusión al espectador, son de interpretación abierta y expansiva, algo fundamental para este artista, quien rubrica las siguientes palabras del novelista Juan Marsé: "La fabulación y la imaginación poderosa a veces tienen más solvencia que lo real".