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Leo Zelada
Madrid, 11 de noviembre del 2010

Ha muerto esta madrugada, Carlos Edmundo de Ory, el más grande poeta de España. Hace unos años descubrí su obra poética y me estremeció. Desde esa vez, a todos mis amigos poetas, les decía lo mismo, que el único poeta español, al cual le podía dar el calificativo de “Genio”, era a Ory.

Autoexiliado en Francia, desarrollo una obra monumental, por tratar de renovar la aburrida, acartonada y académica, poesía española de la posguerra. Y lo consiguió, al crear una poesía original, fresca y vanguardista.

No perteneció, a ninguna capilla literaria, fue un rebelde e iconoclasta, hasta el final de sus días. Quizás por ese amor entrañable a la poesía y su renuencia, a caer en la farándula del mercado editorial, es que no se la haya otorgado el Premio Cervantes, que tanto se merecía, o recientemente el Premio Reina Sofía, el cual perdió en el dictamen por un voto. Así que no vengan ahora a rasgarse las vestiduras, y aparezcan repentinas viudas literarias por su muerte. Se le valoro, pero a medias, con envidia, con recelo, como si diera vergüenza decir en voz alta, que era el más grande poeta español, desde Federico García Lorca.

A pesar de todo y todos, la poesía de Carlos Edmundo de Ory, tiene y tendrá siempre un lugar especial en el parnaso poético.

Pero lo real, es que nuevamente, hay que esperar morir a un gran poeta, para darle todo el valor a su obra. Con él se va, el último poeta romántico de la península. El último vanguardista, el último gran poeta del siglo XX, en nuestra lengua.

Pero quiero acabar este pequeño homenaje, a Carlos Edmundo de Ory, citando una respuesta a una entrevista, la cual resulta por demás agorera:

“La poesía es una voz de otro mundo, un fulgor… Pero la palabra no es ésa, la palabra de la poesía es… auténtica. Los que se llaman poetas son profesionales. Pero el poeta de verdad no es profesional… vive sólo para ser un instrumento. Yo vivo iluminado, aunque esas cosas no debería decirlas. Hasta muerto estoy vivo, y cuando esté en el cementerio seguiré escribiendo”.

Sigue escribiendo Carlos. Espero te encuentres con los poetas que tanto admirabas. Tus fieles lectores nunca te olvidaremos.