AAVIB quiere expresar públicamente su condolencia por la muerte de Paco Echauz, hombre y artista ejemplar. Fue un silencioso pionero e innovador con una notable repercusión en el mundo del arte español durante largos años.
En Mallorca pudo verse su obra en la galería PEDRONA TORRENS de Alcudia en el año 2001.
Francisco Echauz llegó a este mundo para crear a través de su pintura y así ha sido hasta el último suspiro. Toda una vida llena de arte. Los que le hemos conocido de cerca hemos visto y sentido la fuerza de sus creaciones. Profesor, artista, luchador y revolucionario de ideas. Un amigo y un compañero. Hasta hace poco paseaba por el barrio; hombre de pocas palabras, pero de fuertes sentimientos. Hace una hora que su mujer, Paola, compañera de fatigas y alegrías, me ha escrito dos palabras: “Paco ha fallecido” y como no podía ser de otra forma se me nublan los ojos al recordarle. Gran artista de técnica depurada y trazo firme. Como cada persona que pasa por este mundo tenemos un objetivo que cumplir. Francisco Echauz, Paco, lo ha cumplido pintando hasta los últimos años de su vida.
Las obras de Echauz pasan de estar escondidas, encerradas entre formas geométricas ondulantes y cremalleras que, a modo de metáfora intenta abrir para descubrir tras ellas una nueva etapa de libertad. En los últimos trabajos de Echauz dio paso a formas y paisajes futuristas cuyos colores analizan cada estado y situación, o quizá sea el color el que analiza las formas, eso sólo Francisco Echauz lo sabía. En cualquier caso, las formas se han liberado e, incluso, pueden continuar fuera de su soporte. Ahora Paco tendrá que pintar el cielo estrellado con pinceles brillantes que iluminen la noche y alegren el día. Un abrazo, de tus amigos.
Hace un año que la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, de la que Francisco Echauz fue Decano, le rindió un homenaje por toda una vida dedicada al arte. El actual decano de la Facultad, Manuel Parralo Dorado, recordaba en el catálogo dedicado a la exposición cómo conoció a Francisco Echauz a su llegada de Roma a comienzo de los sesenta. “En ese momento le conocí -dice Parralo-, teniéndole como profesor de Dibujo del Natural II en la antigua Escuela superior… Con el tiempo coincidiríamos como compañeros en la docencia y compartiríamos, además, el peso de la tarea ilusionante de la incorporación de la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando a la Universidad Complutense. Fueron años intensos, difíciles, en los que tuvimos que lidiar contra la incomprensión de algunos y contra la ignorancia de muchísimos más…”
También Antonio Bonet Correa, como director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, quiso dejar constancia en el catálogo que la obra de Echauz “es, en toda su extensión y sentido más profundo, el ejemplo palmario de la creación de un universo plástico propio e inconfundible. Los cuadros de sus diferentes etapas, desde sus inicios en los años 50 hasta su última producción a finales de los años 90 de la pasada centuria, mantuvieron un nivel y un clímax creador excepcional”. En cuanto a Echauz, añade Bonet: “Artista reflexivo, reconcentrado, un tanto hermético y con un virtuosismo formal extraordinario”.