14/5/11

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Cristina Ros y Joana Maria Palou.  foto: miquel massutí
diariodemallorca.es
Cristina Ros dirige Es Baluard desde 2008 y dejará el puesto en febrero de 2012
Joana Maria Palou lleva al frente del Museu de Mallorca desde octubre de 2002
M. ELENA VALLÉS. PALMA 
Es Baluard y el Museu de Mallorca son dos centros radicalmente distintos. El primero es el mejor dotado de las islas con tres millones de euros. El segundo, actualmente en fase de reforma, apenas alcanza los 500.000 euros de presupuesto. Cristina Ros y Joana Maria Palou, al frente de los dos buques insignia del arte y patrimonio de la isla junto a la Fundació Pilar i Joan Miró, opinan sobre el estado de los museos isleños, sus colecciones y el futuro más inmediato. El panorama no es halagüeño, pero reconocen mejoras en los últimos años. Sobre todo Ros. 
Entrevista:


–¿Qué debe ser un museo en pleno siglo XXI?

–Cristina Ros: El modelo de museo ha cambiado mucho. Un museo es una propuesta que va ligada a la memoria y a la custodia de una colección. Pero también debe tener en cuenta el presente. Es una institución que debe estimular el conocimiento desde las herramientas del presente. Un museo es una propuesta, un debate continuo. Es participación. Sobre todo en una sociedad tan dinámica como la nuestra. El museo de hoy en día debe hablar el mismo lenguaje de la gente.
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Joana Maria Palou: El museo, como punto de partida, es lo mismo desde que se inventó. Lo que cambia es la sociedad. Cambian las personas. Un museo se basa en los objetos y en la gestión de los mismos: su conservación, su estudio y su difusión. En paralelo, hay que decir que también es un centro público, sea quien sea el dueño, y como tal debe ofrecer un servicio y por eso se ha de adaptar. Por otra parte creo en lo que dijo Proust: "Un museo es una casa de ideas". Debe ser un lugar de debate. Los espacios públicos y las colecciones se han de ofrecer a la ciudadanía de tal manera que sirvan para estimular las ideas. 

–¿Están cumpliendo los museos de la isla esta labor de la que hablan?

–C.R: Eso lo dirá el usuario. Todos estamos haciendo lo que podemos para alcanzar esta idea inicial. Luego está el tema de los recursos...

–J.M.P: Creo que el staff de los museos hace lo inimaginable. En los centros de la isla se trabaja mucho, sin recursos jurídicos, administrativos y humanos. Sin las infraestructuras adecuadas. De los recursos económicos ya ni quiero hablar. Me da pereza pensarlo. Si los museos salen adelante en Mallorca es por su personal y por los grupos externos que apoyan, como asociaciones de amigos o gente que espontáneamente ayuda. Esto quiere decir que la cosa no funciona. 

–¿Por qué no funciona? ¿Falta planificación?

–J.M.P: En la isla no hay un mapa de museos. Hay más de los que nuestra sociedad puede sustentar. Hay más de cien, y no los podemos mantener todos ni economómicamente ni como idea. Hay museos que no se entiende cómo están, y por otra parte no se entiende por qué no existen otros, como el Museu de la Mar o el Museu de la Ciència i de la Tècnica. Los museos han salido de procesos históricos y políticos, y sin planificación. Nunca ha habido una gran idea o un gran proyecto detrás de ellos.

–C.R: Yo soy defensora de que en los diferentes pueblecitos te encuentres un pequeño museo. Y creo que se podrían mantener todos si nos planificáramos bien. Hoy en día no está siendo así. Tampoco se están dando cuenta de que la cultura es una gran inversión que sale extraordinariamente rentable a la sociedad. Pero debe haber un proyecto detrás. Es cierto que han surgido muchas fundaciones fruto del capricho de algunos mandatarios. Y que en Mallorca hay museos que no tienen el suficiente interés. 

–J.M.P: Deberían poderse planificar las fundaciones y decir que no por motivos técnicos cuando hicese falta. No todos los pueblos pueden tener un hospital, ni siquiera un instituto. ¿Cómo van a tener un museo?

–¿Cómo están las infraestructuras de los centros que tenemos?

–J.M.P: A veces no se ha tenido en cuenta lo que es necesario para un museo a la hora de construirlo. Un museo es un edificio complejo porque necesita unos espacios muy específicos. Y son centros que siempre crecen mucho y que te obligan cada vez más a unas infraestructuras más especializadas. Lo que te puedo decir es que todos los museos del mundo nacen pequeños desde el principio.

–C.R: Es cierto, ya en el proyecto inicial, o porque muchos de ellos ni siquiera lo tuvieron, la mayoría de museos nacieron mal y pequeños. Pero cuidado, tampoco hemos de construir museos que no podamos mantener. Han de estar en proporción con el lugar, la población... En Es Baluard se nos han quedado pequeños los almacenes y también necesitaríamos más espacio de exposición. Sería necesario, por ejemplo, tener un lugar para mostrar la revolución del paisajismo en Mallorca, con obras datas entre finales del siglo XIX y los años cincuenta del siglo XX. 
–J.M.P: Los problemas de espacio creo que vienen más por los servicios que tiene que ir ofreciendo el museo: un espacio para la investigación, la biblioteca, un archivo, unos fondos documentales, una zona para talleres... Por otra parte hay que tener en cuenta la accesibilidad y que la gente quiere bienestar cuando entra en un museo.

–¿Se le está sacando todo el provecho posible a las colecciones de la isla? ¿Cómo las dinamizamos?

–J.M.P: Hace falta un pacto de estado, de todas las fuerzas políticas, sobre cultura y los museos. Un lugar pequeño como Mallorca sería un espacio ideal para llevar a cabo parte de estos pactos. Por ejemplo, se podría poner en marcha el trasvase de piezas entre museos. Estaría bien que aquí hubiera un juego de poder ir mostrando y completando las colecciones. Es decir, tener una idea única de patrimonio y cultura de Mallorca. Creo que los espacios pequeños son ideales para que las colecciones se vayan reordenando. Y para que se vayan mostrando piezas de un museo en otro. Todo para mejorar y completar los discursos. La gestión de los fondos está cambiando mucho. Ha mejorado. En el Museu de Mallorca contamos con el programa DOMUS del ministerio de Cultura.
C.R: Estos tipos de programas informáticos te obligan a pensar y a estudiar de nuevo la colección. La reordenas. La piensas otra vez.

–¿Cómo encaran el futuro con presupuestos tan esquilmados?

–J.M.P: En el Museu de Mallorca he llegado a un extremo tal que ya no me preocupa el presupuesto. El nuestro es un museo estatal que pertenece a la Administración pública, y por los cambios que la sociedad ha hecho y exige a los museos eso es un corsé muy estrecho. Nosotros no podemos generar beneficio, ni alquilar un espacio. Todo se ingresa en caja general y las partidas están muy cerradas. Hacemos lo que podemos. Pero la imaginación no basta. Se debería replantear la gestión de los centros que son como el Museu de Mallorca. En Andalucía ya han solucionado el problema creando una fundación que gestiona todas las salas estatales. 

–C.R: Es Baluard tiene un presupuesto medio un poco más bajo en relación a otros museos de ciudades similares. Pero estamos ahí más o menos. Con los recortes que ya hemos tenido, hay que decir que no podemos seguir bajando porque tal cosa podría comprometernos el funcionamiento.

–J.M.P: El del Museu de Mallorca está entre los más bajos de todo el Estado, y tenemos colecciones importantes de referente universal.