Jan Gerdes rinde homenaje a John Cage en el centenario de su nacimiento
g. rodas. palma El pianista Jan Gerdes es un incansable viajero que se mueve entre dos mundos, los de la música clásica y la contemporánea. Sus encuentros con compositores de la talla de Stockhausen y Wolfgang Rihm han marcado su pensamiento musical, en el que también brilla John Cage, a quien rendirá homenaje mañana en el teatro de Sa Taronja (c/Andalucía, 23, Andratx, 21 horas) con motivo del centenario de su nacimiento.
Gerdes descubrió "relativamente tarde" a Cage, y con reservas –"consideraba su música poco elaborada"–, aunque estas pronto se disiparon, sobre todo después de escuchar, "en el momento justo, una brillante actuación de las Sonatas e interludios en Berlín que me electrificó", recuerda.
"El exótico mundo de los sonidos del piano preparado, en el que se llena el interior del instrumento con objetos diversos, de los que resultan sonidos extraños, estrambóticos, percusivos, y armónicamente ricos, me abrió los oídos a otro mundo. Esta música es arcaica y simple al mismo tiempo, que abarca canciones infantiles, folklore popular y ritmos impulsivos. La fascinación de las Sonatas e interludios –obra que mañana interpretará en Andratx– reside en esto: Cage había escrito un tipo de música que tocaba las fuerzas elementales de la música, y que me pareció embriagadora", explica.
Interpretar a Cage, cuya obra no duda en calificar de "compleja y completa", no es fácil. "Su música se basa en gran medida en ideas filosóficas y espirituales y se abre poco a poco al pianista que persevera con él", asegura Gerdes. El pianista alemán se adelanta a los acontecimientos y contesta una de las preguntas más frecuentes tras un concierto dedicado a Cage: ¿pero qué significa eso? "Ningún propósito, es sonido, es decir, en su música no se trata de entender los secretos que se esconden en una hermética partitura, se trata de dejarse ir en los sonidos, y en las vibraciones que estos sonidos generan entre nosotros".
Después de un ejercicio de "paciencia y meticulosidad", dos virtudes que se necesitan para entender a Cage, Gerdes se sumergirá mañana en esa "caja de las maravillas" en la que se convierte el piano cuando suenan sus Sonatas e interludios, obra con la que logra extraer "inauditos, extravagantes, fantásticos y exóticos sonidos locos, imaginarios, al igual que una orquesta de percusión entera".