Comunicado del Círculo de Bellas Artes sobre el edificio GESA de Palma
NOTA AAVIB: La
publicación de este comunicado del CBA no supone la adhesión de la AAVIB al
mismo. Sólo comentaremos que el comunicado del Círculo de Bellas Artes
nos resulta sorprendentemente ambiguo, especialmente su última frase.
Nuestra asociación no ha consensuado ni emitido ningún comunicado propio. No obstante, en caso de que se conserve el edificio queremos recordar la antigua propuesta en que participamos: Su adecuación
como un centro aglutinante de los distintos sectores de la cultura. Una
imaginativa intervención de costo reducido —liderada por los propios artistas
visuales— podría convertirlo en emblema de gran visibilidad para
la actividad cultural en la isla.
La junta directiva del CBA, por mayoría, ha acordado emitir el siguiente comunicado sobre el edificio GESA:
El
racionalismo es la arquitectura de nuestro tiempo y el mundo artificial
que nos rodea es de concepción racionalista. Estas ideas sobre el arte
moderno se definieron en el Congreso Internacional de Arte Moderno
celebrado en Atenas en 1933. La arquitectura racionalista se caracteriza
por la desornamentación decorativa, la sinceridad de los materiales y
los volúmenes de geometría perfecta, cubos y prismas cuadrangulares. Sin
embargo, el racionalismo no pretende limitarse a construir edificios,
sino que es toda una nueva concepción de la ciudad. Y no todos los
edificios por pertenecer a esta tendencia pueden y deben ser objeto de
preservación. Para ello debe primar la originalidad, la calidad
arquitectónica y el contexto en que ha sido ubicado. Y estos son dos
claros motivos para cuestionar la pervivencia del edificio GESA: no por
racionalista, si acaso lo es, es un buen ejemplo arquitectónico y además
esta completamente fuera de contexto en la fachada marítima de Palma.
Este
inmueble quedó protegido como "bien catalogado" por el Consell de
Mallorca tras la incoación de un expediente que resaltaba los valores
patrimoniales del mismo como un edificio de estilo racionalista que
presentaba “una topología y unas características suficientemente claras
para su supervivencia”. Ahora una sentencia judicial anula aquel acuerdo
argumentando que no se alcanzan a entender los intereses de índole
arquitectónica --y de carácter discrecional-- que promovieron su
catalogación, negando su vinculación al movimiento modernista y alegando
el gran impacto visual sobre el centro histórico, la muralla y la
catedral. Estamos pues ante una sentencia que, aunque recurrible,
cuestiona, en base a argumentos que en su día resultaron despreciados,
las decisiones del Colegio de Arquitectos y de la Comisión de Urbanismo.
Y que en un ejercicio de racionalidad devuelve la situación a un punto
de partida: la necesidad de derribar un edificio cuyos valores sin duda
han sido artificialmente encumbrados.